Tarea de entrevista

689031084 Fátima王慧儒

 

El perdón

 

*Cuando vuelvas, no llames a la puerta, desde que el día marchado, ha permanecido abierta.

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H: Durante muchos años, en ciertas culturas se ha visto el perdón como algo privativos de la religión.

M: Y se llegó a creer que estaba de más ser la animadversión comunitaria y social de ser humano.

H: Sin embargo, cada vez vemos más claro que el perdón es una realidad antropológica.

M: Sí, el perdonar y el ser perdonado también es algo propio del hombre.

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P: ¿Por qué crees que a la gente le cuesta pedir el perdón?

A: Difícil de contestar. Pero pienso en mi caso particularmente no porque a veces lo sientes como rebajarte como haber hecho algo mal y no aceptarlo.

B: Fundamentalmente, yo pienso que me orgullo.

C: El día que descubramos que somos limitados, que somos pues, poquita cosa, lo tanto como a veces nos creemos el día que sepamos realmente a la humanidad de ser  personas la estamos con la no cuesta a decir el perdón.

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H: La antropología cultural llama la resolución de conflictos a la acción de perdonar una falta al nivel social en un grupo humano.

M: Cuando más primitiva es la sociedad, la resolución del conflicto depende más del consenso público.

H: En algunos grupos humanos existen el signo externo de la conciliación, uno muy conocido es el de la pipa de la paz.

H: En el mundo del derecho, existe lo que se conoce como el perdón judicial.

M: Se trata de la facultad que otorgan algunos códigos penaliza la juez para absorberla acusado. Sin embargo, este perdón no se pude dar en todos los delitos sino en unos de terminados.

H: Muchas veces llevamos a acabo acciones humanas pareciendo la idea de la justicia.

M: Pero si hay por medio rencores y sentimientos negativos puede ser que nos alejemos de la misma justicia a la que tan fielmente queríamos en un principio seguir.

H: ¿Es suficiente la sola justicia para organizar nuestra sociedad?

M: ¿O ha de existir también el perdón?

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P: Estamos en el despacho del profesor Félix López Sánchez, que es doctor de psicología al junto de la Facultad de psicología de Salamanca y especialista en psicología evolutiva. Perdón, se le hace con el escrito a las religiones en general, ¿Cómo ve usted la desde la psicología la actitud entre personal y el perdón?

F: Sí. Yo creo que el tema del perdón estaba colocado históricamente dentro de formas de funcionamiento religioso y partía de una idea de culpa que luego se reconocía y otra persona a la cual sabía ofendido de concedía el perdón por decir algo de otra manera. Sin embargo, yo creo que todo el tema de la culpabilidad y el tema de perdón habría que redefinirlo o resituarlo, porque indudablemente lo que ocurre muchísimas veces no es tanto que hay una culpa sino que lo que habido es un fallo en la comunicación. Y en la mayor parte de las veces en las cuales se ofende a otra persona es porque no ha sabido prestar a otra persona tus verdaderas intenciones o es otra persona no te ha podido prestar a ti. En definitiva, yo creo que en este sentido de pedir perdón es algo así como reconocer que uno ha acertado en la comunicación con el otro. Y en este sentido es inicial de un camino de reencuentro.

P: ¿Cómo cree que beneficiaría en la relación de los padres y los hijos? ¿En qué ambas partes posturas el perdón y perdonar?

F: Claro, por ejemplo: la relación entre padres e hijos. Y el pedir el perdón y perdonar significa que uno reconoce sus deficiencias, en la relación, Y el perdonar que uno acepta esas deficiencias. En este sentido a mí me parece absolutamente fundamental que los seres humanos acabemos de entender. Que somos seres complicados, complejos, difíciles y a veces miserables. Y que a partir de esa miseria a veces no acabamos de entendernos. Y que es perfectamente lógico que a veces un hijo se muestre incomprensible para el padre y que es muy bonito que esa compresión acabe siendo perdonada y por la otra parte acabe siendo puesta a disposición del otro por decirlo así. Yo creo que a lo fondo a hablar de perdona entre padres e hijos es lo mismo que hablar de comunicación positiva y me gustaría que ese sentido a me parece grave no se han nunca planteamiento de los hijos son los culpables o los padres son los culpables. Si no que los hijos tienen una circunstancia a los padres tienen otra, hay que intentar colocarse en la circunstancia del otro.

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A: Mercedes!

B: Hola, ¿qué tal?

A: No estés esperaba, pasa.

B: Me enseña a llamarte por teléfono antes de venir, pero como no comunicaba, pues, me vine. ¿Estabas ocupada?

A: No, no.

B: ¿Tienes tiempo para que hablemos un momento?

A: Claro, siéntate.

B: Marta, quería decirte que ayer yo......

A: Deja, mujer. No hace falta que te digas nada.

B: Es que me dolió muchísimo haberte dicho aquello, y quería que lo supieras. 

A: No te preocupes, ya pasó, ya sé que a ti también te ha dolido.

B: Es que...... ¿Vamos a estar nerviosos?

A: Va! Me acompañas, te invito.

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H: Como ya sabemos, el amor no sólo puede y debe vivirse en superoyente individual de persona a persona, también puede y debe vivirse en superoyente en social de grupo a grupo.

M: Claro, no se trata sólo de una convivencia pacífica de los grupos sino también de potenciarse unos a otros como grupos.

H: Pues bien, también el perdón, como el amor, puede vivirse de grupo a grupo.

M: Las comunidades pueden perdonarse unas a otras. Cuántas venganzas sobre rencores de la familia, países se invitaría que pasaran a las generaciones posteriores.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------P: Alicia es directora de una residencia de chica en Salamanca y tiene una larga experiencia en relación es humanas, el perdonarse ¿ puede ser una pieza clave en la construcción de un mundo entre rivalidades?

A: Me encanta a oírte los mundos de rivalidades porque es que creo que estamos bastante ideal de las rivalidades de competencias desde niños desde los ceros desde los hermanos mayores, porque nació el pequeño hasta te dirías instituciones entre profesores entre distintos estamentos hay rivalidades. Y lo único carece de rivalidad es en pequeñecernos hacerlo profundamente. Porque lo que nos podrían enriquecer a otro grupo los que podrían enriquecer a la otra persona, con esa rivalidad vamos a levantar un muro, por eso, muros al bajo, ¿eh? Hay que tira los muros al bajo y un camino pues me parece casi el primero, ¿no? Es que estoy diciendo el perdón. El perdón porque si yo no perdono a otro, cómo da perdona a mí. Si no le doy a otro, la opción de volver a empezar del mostrar a medio que quiero empezar sinceramente. Yo tampoco mera merezco. Me parece que por lo menos considere a otro en tener la misma oportunidad que yo di la vida porque muchas veces mucha gente me perdonar. Y entonces si yo a otro no le perdono pues bajamos en el cielo, ¿no? Este siente ya un poco demasiado duro, ¿no?

-------------------------------------------------------------------------------------------------------H: Desgraciadamente, muchas veces se ha minusvalorado el perdón creyendo falsamente que es algo un humillante que lo pide.

M: El hombre es un ser limitado y el perdón es fruto de esta limitación.

H: El perdón no sólo lo humilla sino que engrandece de la persona y la hace más humano.

M: Además, tanto al que perdona como al que es perdonado. El perdón les hace más humilla.

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H: Puede que algunas veces caigamos en farisaísmo y sólo perdonamos de palabras.

M: Por eso habría que intentar en lo posible tener una actitud de perdón sincero. Restableciendo de las relaciones desde la libertad.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------H: Perdonar es el mal de sangre con cheque blanco y dejarlo entrabas encima de la mesa, al descansado al cáncer del quien se ha arrepentido al regresar y vengar al anunciar amiga. Perdonar es más todavía, es salir sin que nos importa el tiempo voraz gozo, y el día ni la hora ni él quería los amigo que nos quedaron, salir llevando entre los dedos estos cheques sin números, el corazón y terminar por todas las peleas en busca de sus amigos desamigados perdidos en el bosque qué gozos a viviendo no muertos los todos, pues al vernos sonríe como niños que juegan a los escondites aunque asustados al intuirlos peligros que la maleza de su soledad aleje que les echan. Perdonar es amar sin límites, es reamar muchas más veces multiplicando la misma intensidad gozosa de la pleamar del amor, y perdonando es sí como mejor se alcanza que los demás al fin nos amen plenamente y también lo alegremos que ellos a nosotros tantas veces a nuestra vez perdidos nos busquen sin sosiego y nos alguien y mirándonos como sin mirarnos nos reperdonen.    

 

(Apéndice: Esta cinta está en el despacho del departamento: C. T. 094)